La difícil realidad de la cotidianidad venezolana fue dibujada al mejor estilo humorístico por el conocido comediante y escritor, Laureano Márquez, quien se vino a Londres, con su show «Sit Down», para contarle a los venezolanos de por estos lares las «malas nuevas» que enfrenta el país.
El show, realizado el pasado 3 de octubre en el teatro The Clapham Grand, se caracterizó por describir las penurias y desventuras a las que se enfrentan quienes viven en el país latinoamericano. Aunque las risas inundaron la sala tras cada relato, el efecto no fue solo una visión de «al mal tiempo, buena cara», por el contrario, desencadenó una experiencia de reflexión sobre lo que está sucediendo en el país, con el particular «humor en serio» del comediante.

Laureano Márquez, quien conoce de cerca las condiciones del país, no solo por su experiencia como humorista y politólogo sino también como ciudadano, víctima incluso de un secuestro exprés, se paseó durante casi dos horas por la Venezuela que ha ido sembrando el proceso político revolucionario, cuestionado por la ineficiencia y los casos de corrupción que han salido a la luz pública.

Fue inevitable comparar el día a día del venezolano con la organización y especialmente con la abundancia en los anaqueles de los supermercados y farmacias londinenses. «Compadezco a quienes viven aquí, ¡esto es estresante!», ironizó. Al contrastar la ausencia de alimentos y medicinas en su país con la gran variedad de marcas y productos en las tiendas de estas latitudes, concluyó: «esto es demasiado trabajo, en Venezuela uno no tiene que pensar, uno compra lo que hay y si es que hay algo para comprar. Es una operación muy sencilla».

El espectáculo, presentado por la organización de venezolanos en Inglaterra, Venenin, bajo la coordinación de Hernán Atencio, también estuvo cargado de gran emotividad y preocupación expresadas abiertamente en la parte final del stand up. El humorista compartió con el público una fábula en la que un colibrí intenta desesperadamente apagar un incendio en la selva, llevando agua en su pico. Para Márquez, ese incendio es Venezuela, uno de los países más inseguros y con la mayor inflación del planeta.

Lejos de parecer una broma, a su juicio, la decisión del colibrí de tratar de salvar su entorno con su pico es una esperanza: «todos podemos ser colibríes desde cualquier parte del mundo y aportar nuestro esfuerzo para reconstruir el país que queremos. La riqueza más hermosa de nuestro país no es el petróleo sino nosotros mismos, quienes soñamos con un mejor país. Estén donde estén no pierdan el alma venezolana», concluyó.

Luego de haber visitado Estados Unidos, Irlanda, Escocia y Holanda, el monólogo «Sit Down» se presentará este mes en España, para luego regresar a Venezuela y continuar la gira en Caracas.