El reconocido comediante Laureano Márquez ha vuelto a los escenarios de España con el monólogo Sit Down, un espacio dedicado a quienes quieran disfrutar de una reflexión humorística de Venezuela. El espectáculo, que ya ha cautivado a Madrid, Barcelona y Galicia, no se detiene y buscará la sonrisa del público noruego. El corresponsal en Madrid de Informe21, José A. Puglisi, ha conversado con Laureano Márquez para saber más sobre esta presentación que tanto se comenta en el exterior.

Si el venezolano tuviese un eslogan para definirlo, este sería: “llorar riendo”. Al menos, así lo considera el reconocido humorista Laureano Márquez, quien ha vuelto al escenario español a través de su monólogo Sit Down, una reflexión humorística de Venezuela que promete estar llena de sorpresas.

Márquez ha encontrado, en la capacidad nacional de reírnos de todos los problemas, una ventana para explicar la situación actual desde el humor. En este sentido, precisa que “la angustia venezolana necesita canalizarse y el humor ha sido una de las formas de pensar esta tragedia que vivimos”. Una catarsis por la que ya han pasado ciudades como Madrid, Barcelona, Pontevedra, Miami, Dublín, Orlando y, por supuesto, Caracas.

Consciente que detrás de todo chiste se esconde una realidad, Márquez aclara que “los humoristas somos de los pocos que nos tomamos el país en serio”. Al punto de que logran sentar a audiencias enteras para darles las malas noticias de la actualidad, eso sí, desde el humor.

Sin embargo, no hay que agobiarse, ya que el reconocido humorista considera que ese momento sentados resulta idóneo para “pensar qué país merecemos, qué país queremos y cómo hacemos para edificarlo juntos desde el encuentro y no desde el odio ni la descalificación”.

Ya estoy sentado, dicen que así se toman mejor las malas noticias, ¿pero también en el humor?
Sí, el humor es siempre una mala noticia, una tristeza que se transforma en sonrisa. No porque queremos sobrellevarla, sino porque queremos que esa tristeza se transforme en alegría.

¿Cómo surge la idea de Sit Down?
Surge de la convicción de que lo que hago no es Stand Up, porque habla de Venezuela, y lo que sucede en Venezuela ya no hace reír, sino llorar.

¿Cuál es la acogida que está teniendo nacional e internacionalmente?
Excelente, la verdad que tanto en Caracas como fuera, las funciones están siempre llenas. Y eso no es por mí, lo tengo claro, es porque la angustia venezolana necesita canalizarse y el humor ha sido una de las formas de pensar esta tragedia que vivimos.

¿Qué sorpresas tienes para los venezolanos que, en España, ven tu espectáculo?
Todo es sorpresa. El humor siempre es sorpresa.

¿Somos los venezolanos unos expertos en reírnos de nuestras propias desgracias?
Sí, somos expertos. A veces, reímos para evadirlas y otras, cuando alcanzamos el verdadero humorismo, nos reímos para asumir nuestra tragedia y pensarnos con gracia a nosotros mismos.

¿Consideras que el eslogan del venezolano debería ser: reír para no llorar?
No, creo que debería ser “llorar riendo”.

¿Consideras que en Venezuela aún se puede hacer humor crítico o se corre el riesgo de ser censurado?
Venezuela es el lugar del planeta donde uno corre todos los riesgos posibles. Naturalmente, la censura es uno de ellos. En Venezuela todo el que se atreva a pensar libremente y expresar un punto de vista disidente corre riesgo.

¿Qué pasaría si los venezolanos nos tomáramos las cosas más en serio?
Los humoristas somos de los pocos que nos tomamos el país en serio. Cuando los venezolanos tomemos las cosas más en serio, será un momento maravilloso, porque por fin fundaremos a Venezuela, la patria que nos merecemos.

¿Con el humor se nace, se hace con los años o es una bendición venezolana?
Todas las anteriores. Con el humor se nace, si se tiene la “gracia” se mejora con los años y, definitivamente, es una de las grandes bendiciones de Venezuela a lo largo de su historia.

¿Tiene un mensaje específico para los venezolanos o es más una idea global?
Yo les hablo a mis compatriotas. Todo el mundo es bienvenido, pero sólo un venezolano puede entender la gravedad de lo que digo.

¿A quién le recomendarías que se ‘sentara’ para darle ese mensaje crítico?
Todos debemos sentarnos un rato a meditar en que cada uno ha puesto su pedazo de la gran torta nacional. Todos debemos sentarnos a pensar qué país merecemos, qué país queremos y cómo hacemos para edificarlo juntos desde el encuentro y no desde el odio ni la descalificación.

Sentados ante la verdad

¿En qué tipo de silla sentarías a Nicolás Maduro?
En la de la justicia.

¿Y a Leopoldo López?
También, en la de la justicia.

¿Cuál suele ser la mala noticia que más hace reír al público?
La de que no somos un país rico.

¿Qué mensaje le darías a quienes ya han recibido, sentados, su propia mala noticia?
Que se levanten y se empinen. Uno se empina para ser más grande de lo que es. Sólo la grandeza de alma edifica.