A lo lejos veo que mi entrevistado está por llegar; es un hombre alto, blanco, muy ocurrente y extrovertido -mientras se acerca va saludando a todos a su alrededor-. Hay tres muchachas bebiendo té y espontáneamente les dice: “Hola, ¿qué té están bebiendo? ¿Sabían que el té verde tiene más propiedades que Diosdado Cabello?”, pregunta que por supuesto recibió como respuesta las carcajadas de las tres chicas y personas presentes…

¿Quién es Laureano Márquez?

  • Esa pregunta hace que me pierda. Me pasa como a San Agustín cuando le preguntan sobre el tiempo, él decía: “si no me preguntan, sé qué es pero si me preguntan no lo sé.”

¿Por qué decidiste estudiar Filosofía y Derecho? ¿Por qué no las culminaste?

  • Porque a mí me gustan las carreras las inútiles, esas son las más útiles. A mí nunca me gustaría estudiar Ingeniería o Medicina; a mí me angustia la utilidad. Lo inútil me apasiona, y Derecho es una carrera muy útil pero en Venezuela se ha vuelto completamente inútil de 14 años para acá.
    De Filosofía estudié las materias que me interesaban y ya. Con Derecho desistí porque hice un postgrado.

¿Por qué Ciencias Políticas?

  • También es inútil, es inútil porque para ser político en Venezuela no hace falta ser politólogo, lo que hace falta es estar enchufado o no tener vergüenza. Yo estudié Ciencias Políticas porque quiero que eso cambié en mi país; quiero que los políticos sean personas que tengan vergüenza y dignidad, que tengan responsabilidad por su pueblo y que sepan que se deben a sus electores, que sepan que no pueden robarse los riales y que los ciudadanos somos los dueños del país, no ellos.

¿Pasaste de politólogo a humorista o de humorista a politólogo?

  • Uno nace comediante, cuando yo nací mi mamá me miró y se rio, ahí comencé a ser gracioso. Mi papá dijo: “vamos a esperar dos años, si habla seguimos con él, sino lo dejemos en el zoológico”. A los dos años hablé y me quede en la casa.

¿Cuándo supiste que el humor era lo tuyo?

  • Desde muy temprana edad comencé a hacer reír a la gente. Todavía tengo dudas pero yo creo que me quedo en esto porque ya es muy costoso comenzar otra cosa. Imagínate que yo diga: “voy a estudiar medicina” ¡¿cuándo me voy a graduar?! ¿Quién va a confiar en mí? O que sea ginecólogo, ¡¿qué mujer va a venir conmigo?! ¡Ninguna! Van a pensar que es joda y no van a ir. O ingeniero, imagínate que el destino petrolero esté en mis manos ¡este país se arruinaría! Bueno, ahora que lo pienso bien, ya está arruinado (risas).

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Emilio Lovera?

  • Buenísima, Emilio es una de las personas más inteligentes que he conocido en mi vida y yo he conocido a muchas personas inteligentes, he tenido suerte. Emilio tiene un sentido para la comedia innato. Aprendo y disfruto trabajando con él porque me río y la paso bien.

¿Cómo se conocieron?

  • Fue amor a primera vista, yo vi sus dientes y me cautivó. Nos conocimos en Radio Rochela y comenzamos a hacer empatía. Nuestro humor combinaba porque trabajamos muy bien juntos.

¿Por qué no has vuelto a la televisión?

  • Porque van cerrando los canales ¿y a dónde va a ir uno?, al canal 8 no me van a dejar entrar.

De tus facetas como guionista, locutor, actor, escritor y humorista ¿cuál es la que más te hace sentir pleno?

  • Yo me siento muy feliz en el escenario, me siento muy feliz cuando estoy frente a mi público. Me siento en casa, me siento a gusto, siento que todo está bien, es como un adelanto de lo que es el cielo.

¿Crees que hay alguna diferencia entre el humor actual y el de los años 80?

  • Sí, el humor está mucho más con el cambio político, está más perseguido y es mucho más difícil ser humorista ahora. El precio que hay que pagar es muy alto en multas e impuestos.

¿Crees que en Venezuela el humor político es el que predomina?

  • Sí. La comedia en general no está tan enfocada en la política como lo está en Venezuela. El humor político ha tenido mucha fuerza por las circunstancias que está viviendo el país. El país vive una progresiva limitación de su libertad y silenciamiento de la opinión, y eso hace que el humor sea muchas veces el último recurso de la libertad.

En un país como Venezuela ¿qué es el humor?

  • Yo diría que el humor es la esperanza para mucha gente, es la forma que tienen las personas de animarse para seguir luchando, es un ejemplo de dignidad y de coraje, es la posibilidad de soñar con un país más justo y equilibrado, con menos contradicciones, más humano, un país donde las diferencias sociales sean atenuadas, menos excluyentes, donde reconozcamos al otro, un país en el cual pensar distinto no sea una tragedia, no sea una cosa absurda ni anormal, sino que pensar distinto sea lo natural.

¿Qué mensaje quisieras dejar con tu comedia?

  • Que Venezuela puede ser diferente y coherente. Quisiera dejar la idea de que podemos ser gente con dignidad -que lo somos-, que somos gente que ha producido artistas y talentos maravillosos, que somos gente que ha construido un país y que se puede seguir construyendo, que se puede ser honesto y la corrupción puede ser exterminada. Me gustaría que la gente no se sintiera de paso en su país.

Un café con…

¿Qué alegra tu café?

  • El Ávila porque siento que esta es una gran ciudad y yo soy parte de ella. Cada vez que veo El Ávila siento que Venezuela puede ser distinta, Venezuela puede ser mejor.

¿Qué amarga tu café?

  • La noticia trágica. Esta mañana me lo amargó el leer que asesinaron a un invidente que además era minusválido, para robarle su perro. Eso me amargó el café pero al pobre le amargo la vida.
    Más que amargar el café, es como un sentimiento de desesperanza. Cuando veo que pasan cosas tan sórdidas yo digo: “Dios mío, ¿será que de verdad no tenemos esperanza?” A veces me invade la desesperanza pero bueno, eso se me quita rápido con otro café.

El mejor día de tu vida

  • El día que nació mi hija. No hay nada comparable a eso, a la sensación de que la vida continúa.

Tu cita favorita

  • La definición de Aquiles Nazoa del humor: “Es una forma de pensar sin que el que piense se dé cuenta que está pensando.”

Si pudieras beberte un café con un personaje vivo o muerto del pasado ¿con quién sería?

  • Me gustaría beberme un café con José Ignacio Cabrujas, con Charles Chaplin, con Mahatma Ghandi… Me bebería un café con Jesucristo, o una copa de vino quizá.