Uno de los humoristas venezolanos más conocidos a nivel nacional e internacional, Laureano Márquez, regresa el 23 de septiembre a la capital británica para ofrecer en una única presentación su más reciente stand up «De Venezuela con humor». Luego de dos años de ausencia, Márquez vuelve con sus acertadas reflexiones y su oportuno análisis sobre la situación del país latinoamericano, sin dejar escapar una dosis de ánimo, esperanza y humor, combinación indispensable para sobrellevar los embates de la emigración.

De padres españoles, y radicado en Venezuela desde muy temprana edad, este polifacético artista ha demostrado su gran amor y admiración por el país que lo vio crecer. Sus monólogos, su paso por la televisión, su trabajo como profesor universitario y sus artículos de opinión de cada semana son una prueba del compromiso con el que ha asumido la responsabilidad de reclamar, interpretar y cuestionar las acciones de las diferentes instituciones del Estado, rozando siempre el lado humorístico, pero sin perder de vista el rostro humano de la crisis.

En 2012 realizó su primera presentación en Londres con “Yo no”, un monólogo autobiográfico que lo llevó a varios escenarios dentro y fuera de Venezuela. Luego, en 2014, se presentó con «Sit Down», evento que tuvo gran aceptación y arrancó risas y hasta algunas lágrimas a quienes revivieron sus propias experiencias en las anécdotas de un gran humorista y al mejor estilo de la terapia venezolana.

Autor de los libros «Se sufre pero se goza», «El código bochinche» y «Amorcito Corazón», este escritor, profesor, humorista, actor y, sobre todo, venezolano, conversó en exclusiva con Express News para compartir algunas de las vivencias que ha recogido en su país y contar los detalles sobre su gira internacional que lo llevará, además de Londres, a visitar varias ciudades de España, a Viena, en Austria, a Paris en Francia y hasta Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos.

«De Venezuela con humor» es el nombre del stand up que traes esta vez a Londres. ¿Qué ofreces en esta nueva presentación?
Mi trabajo es una continua reflexión sobre Venezuela y sobre nosotros y en cada momento voy incorporando nuevas cosas que tienen que ver con temas históricos, preocupaciones que me mueven y la actualidad de mi país. Mi reflexión trata, de alguna manera, de indagar sobre el ADN del país, qué le ha pasado y qué venimos arrastrando, todo ello con la intención de cambiar, de corregir, de ser mejores y de encontrar el rumbo del país. Hablar de todo esto que podría sonar aburrido, pero hecho con humor.

Hay gente que cree que es difícil reírse con lo que ocurre en Venezuela, ¿tú qué piensas?
Casualmente, porque se trata de una situación trágica, se hace humor. Si Venezuela no estuviese viviendo esta tragedia, el humor no sería tan importante. El humor es una de las cosas más serias que tiene el ser humano para entenderse a sí mismo. Es una manera de pensar, de reflexionar. El humor cobra mucha fuerza porque es el último refugio de la libertad cuando ella ha desaparecido de todos los demás espacios.

¿Cómo se fusionan la política y el humor en el trabajo que realizas?
Una de las vertientes del humor es la crítica del poder. Cuando el poderoso abusa del poder, uno de los mecanismos del ciudadano es el humorismo porque es una forma de expresar su crítica y su disidencia de una manera probablemente menos dramática y con mayor libertad. El humor puede vencer la censura, las limitaciones que otras formas de comunicación tienen. Por ejemplo, en la Venezuela de hoy la prensa, la radio y la televisión están disminuidas, sin embargo, el humor es una posibilidad de llegarle a la gente venciendo las limitaciones a la libertad.

A propósito de esas restricciones, ¿qué tan difícil es ser humorista en Venezuela?
Ahorita más que un humorista, en Venezuela es difícil ser un ciudadano porque la ciudadanía cuesta mucho ejercerla por la falta de libertad, de seguridad, de paz, y es por eso que la disidencia es considerada un delito. En nuestro país, pensar distinto al gobierno te convierte en un fascista, un golpista, en agente del imperio yanqui y, dentro de eso, es difícil ejercer toda forma de comunicación crítica y el humorismo es una de ellas. Por eso, es tan difícil ser humorista como ser periodista, ser opositor o crítico.

¿Se ha producido un boom de humoristas venezolanos con la crisis?
Como el humor se ha comprometido tanto con las angustias ciudadanas, la gente ha encontrado en él una visión crítica del momento que está viviendo el país, una de las pocas que se pueden expresar en los teatros y en los espacios que nos quedan. Es decir, la gente va porque encuentra en nosotros lo que ya está desapareciendo en el país, la posibilidad de presentar una visión autónoma, independiente y crítica sobre lo que está pasando.

¿Cuál es la diferencia entre las audiencias en Venezuela y el público venezolano que vive fuera?
La gente que está fuera del país tiene una carga de nostalgia que el venezolano en Caracas obviamente no tiene. Vivir fuera de tu país es algo que al venezolano no le gusta. Más allá de lo económico, de que tenga trabajo o no, de que haya podido resolver su vida, el venezolano no está acostumbrado a la emigración sino a la recepción de inmigrantes. La gente que está afuera se fue del país obligada, no por voluntad propia, sino por la situación política, social y económica y eso produce un sentimiento de nostalgia, tristeza y añoranza que uno lo nota. En mis presentaciones en el exterior siempre tengo una carga reflexiva para animarles a que aguanten, a que resistan y, sobre todo, para invitar a los más jóvenes a que se formen para que puedan regresar a reconstruir Venezuela. A todos se les añora, se les extraña, y estamos con los brazos abiertos esperando que algún día en paz, en libertad, en democracia y en justicia, puedan volver.

Además de tu trabajo como humorista, haces un continuo análisis a través de tu editorial en Tal Cual. ¿Con qué rol te sientes más identificado?
Para mí, el análisis humorístico y el serio son lo mismo. Mi análisis es serio pero me queda gracioso y no lo escribo con esa intención pero sale así. Pedro León Zapata (humorista y caricaturista venezolano) decía que el humorista es una persona defectuosa y su defecto es que no puede ver la realidad como los demás sino como él la ve y lo hace de una manera seria,pero la gente se ríe y eso no es culpa del humorista, es culpa de la gente.

¿Qué temas te gustaría abordar en tus monólogos y análisis?
Mi humor está comprometido con la formación y trabajaría con todo aquello que tenga que ver con la ciudadanía, el arte, la cultura. Me gustaría hacer humor con las obras de arte, la literatura o la poesía. También, por ejemplo, con otros elementos de la historia venezolana que nos ayuden a entendernos.

¿En qué otras áreas te desempeñas?
He dado talleres en la universidad para nuevos humoristas, algo que he descuidado pero me gusta hacer. Ya he escrito tres libros de humor y otros en colaboración y ahora estoy en la escritura de mi nuevo libro. También tengo un proyecto de un cuento para niños y, en general, sigo tratando de aprender cómo se usa el WhatsApp.

¿Cuál es la característica que más te define como venezolano?
La amabilidad, la simpatía, yo soy así, simpático, buena gente. No soy «bonchón» (fiestero), no tengo eso y bailo muy mal, es que tengo una cosa gallega dentro de mí que me lo impide.

A propósito de tener padres inmigrantes, ¿has pensado alguna vez en irte del país?
Es un pensamiento que todo venezolano de este tiempo ha tenido pero hasta el momento he podido aguantar. Yo siempre digo que no sé hasta cuándo puedo aguantar pero sé que todavía puedo hacerlo.

¿Cuál es tu visión sobre la situación de Venezuela?
Yo creo que está en un proceso de destrucción. Comenzaron con las instituciones, luego el aparato productivo, la infraestructura, la educación, la salud, la seguridad, es decir, en todos los ámbitos y ese proceso continúa. Para salir adelante hay que detener esa destrucción nacional y por eso se está proponiendo el referendo revocatorio. Después, los venezolanos tienen que ponerse de acuerdo en cómo va a ser esa reconstrucción, algo que veo muy difícil y no lo digo en lo económico sino en el terreno sociopolítico porque en el país hay mucha gente con muy malas intenciones.

¿Cómo definirías al oficialismo en Venezuela?
Como una calamidad pública e histórica. Destrucción es la palabra que más le aplica, barbarie, arbitrariedad, irrespeto, ausencia de derechos.

¿Cuál sería la definición de la oposición?
Esperanza.

¿Y Venezuela?
La definiría como lo hizo Cristóbal Colón: «tierra de gracia».

Espectáculo en Londres
«De Venezuela con humor», monólogo de Laureano Márquez, será presentado por venezolanos en Inglaterra, Venenín, el 23 de septiembre en el Student Central, University of London (Malet Street) a las 8:30 pm. Luego de la presentación, el evento continuará con la «Rumba Venenin», la fiesta más famosa de los venezolanos en el Reino Unido. Más información en www.venenin.co.uk