La profunda crisis que vive Venezuela deja poco espacio para bromas. El humor siempre ha sido un arma de doble filo. Caricaturizar la realidad para evidenciar la atrocidad de un régimen político, no gusta a quienes se sienten retratados. Caricaturizar la realidad para dejar en evidencia a un régimen político, no gusta a quienes se sienten retratados. Es a la vez una vía de escape. “El humor se ha convertido en el reducto de la libertad” en Venezuela”, afirma el cómico Laureano Márquez (Tenerife, 1963). Aunque se define como especialista en carreras inconclusas [no termina Derecho, ni Filosofía, ni Teología] sí se graduó de Ciencias Políticas en Universidad Central de Venezuela y se encaminó la crítica política. Ha aprendido a sortear los problemas legales con una segunda lectura de sus textos en la que aparece su censor interior. Por eso se ha tomado un tiempo fuera de Venezuela para poder escribir con mayor libertad. Hijo de emigrantes españoles y tan venezolano como el que más, ha presentado en Casa de América Historieta de Venezuela: De Macuro a Maduro, un relato gráfico con humor y rigor que firma junto con el caricaturista Eduardo EDO Sanabria, con el que pretenden que los venezolanos se encuentren con su historia.

Humorista, guionista, escritor…¿Cómo se define?
A veces me cuesta un poco [Risas]. Creo que lo mío está en el terreno del humor y del análisis, mis columnas de humor han ido perdiendo humor, cosa que a veces yo mismo me reprocho.

¿Quedan ganas de humor en Venezuela?
Hay mucho desgaste, pero es una de las pocas cosas que nos va quedando… El humor en Venezuela se ha convertido la manera de denunciar la tragedia que vivimos, por eso estamos tan perseguidos y tan mal vistos por el régimen porque el humor se ha convertido en el reducto de la libertad. Cuando la libertad falla en muchos terrenos, es el único que la puede mantener porque tiene mecanismos para engañar al tirano y engañar a la dictadura o la censura.

¿Cómo la ha ido vadeando esa censura?
En algunos momentos hemos tenido enfrentamientos directos con el poder, ha habido multas por parte del Gobierno, una vez la ministra de información nos amenazó con sanciones penales, el periódico para el que escribo, Tal Cual, ya no puede salir ni siquiera impreso… Y programas de televisión como La Hojilla se han ensañado conmigo un montón de veces.

¿Es el humor un arma de denuncia?
Charles Chaplin hizo el Gran Dictador en el peor momento del nazismo e hizo una película en la que desnudaba el autoritarismo y se pronunciaba a favor de la democracia y la libertad. El humor tiene siempre un gran compromiso.

¿Por qué ahora un libro de historia?
La historia es como el conocimiento del propio ADN. En la medida que desconocemos nuestra historia caemos en errores que se asemejan mucho. Nosotros queríamos hacer una historia fresca, resumida, que se acerque a la gente. También pensando en las nuevas generaciones que son muy visuales y en los niños y jóvenes que están creciendo fuera y lejos de Venezuela, tenemos a cuatro millones de venezolanos fuera del país.

¿Último libro que le hizo reír a carcajadas?
Ahora no estoy leyendo libros de reír… pero siempre me hace reír Aquiles Nazoa, siempre vuelvo a él es mi autor favorito de humor venezolano.

¿Qué referentes tiene?
En Venezuela mis maestros son Pedro León Zapata, que siempre tuvo un humor comprometido, Leoncio Martínez; fuera de Venezuela me gustaba mucho el argentino Enrique Pinti y el mexicano Mari Moreno Cantinflas. En España los clásicos como Jardiel Porcela y de los nuevos, por ejemplo, Buenafuente, que me parece que tiene un humor muy interesante. Rovira…

¿Qué libro le regalaría a un niño para introducirle en la lectura?
El principito, porque es un libro muy sencillo, muy bonito y muy profundo, y uno lo puede leer de niño y disfrutarlo y leerlo de grande y seguirlo disfrutándolo.

¿Cuándo lloró por última vez?
Hace muy poco, leyendo el libro de La Hija de la Española, de Karina S. Borgo. Me hizo llorar mucho porque es polivalente, cuando lo lee cualquiera entiende lo que estamos viviendo en Venezuela, pero si lo lee un venezolano los lugares que nombra y los olores yo también los he olido. Me transportó mucho y me dolió mucho porque aunque es ficción han pasado cosas similares y peores.

¿Qué libro hubiera matado por escribir?
El nombre de la rosa, de Humberto Eco por cómo maneja las tesis del humor como arma del pensar. Sí, ese libro me hubiera gustado escribir, pero él se me adelanto. [Risas]

¿De qué está más orgulloso de su trabajo?
Siento que cada día es un reto, un compromiso. Me siento bien cuando siento que le transmito esperanza a la gente, cuando oigo su risa es el cielo y eso me nutre, me anima, ser útil, ser provechoso y despertar en la gente su luminosidad interior.

¿Qué cambiaría de usted mismo?
De mi carácter cambiaría un poco el espíritu melancólico y a veces de fácil tristeza, que creo que es una cosa que nos pasa mucho a los cómicos. Aunque eso de cambiar es relativo, porque ¿Y si cambio algo y me equivoco?

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?
Mi padre siempre me aconsejó ser honesto y trabajar, y mi mamá ser honrado.

¿Cuándo fue más feliz?
Una gran felicidad es cuando uno tiene un hijo. Tengo una hija y siempre me dan felicidad sus logros, acaba de presentar una obra de teatro aquí en Madrid, me regocijo de su bondad. Creo que fue una buena obra.

¿Qué lo deja sin dormir?
Para un venezolano la fuente principal de angustia es el destino del país.

¿Con quién se quedaría atrapado en un ascensor?
¿Por cuánto tiempo, por más o menos calcular…? [Risas] Con mi actual pareja.

En una fiesta de disfraces de qué se disfrazaría
Uhm… Quizá de Chaplin.

¿Cuál es la última música que descargó?
Ahora tengo discos de vinilo otra vez y lo último que descargué fue el himno a la alegría de Beethoven que lo compre en el rastro de Tenerife; para mí descargarlo es bajarlo del coche y ponerlo en el plato porque no he llegado a la parte de descargar digital.

¿Cómo ve el futuro en Venezuela?
Fundamento mi esperanza en que veo demasiado talento en Venezuela, es una nación que produce personas talentosas en muchas áreas, ingenieros, pintores, artistas, el director del MIT es venezolano… Cuando veo eso me pregunto qué le pasa a esta nación, que es capaz por un lado de producir tanto talento y por otro de estar en las manos más hamponiles de toda la historia.

Si tuviera a Maduro delante ¿qué le diría?
Qué difícil… Creo que le diría… Presidente la vida es muy breve y la eternidad muy larga para dedicar la corta vida a dañar a tus semejantes, detén ya el crimen, el delito, para la opresión de tu pueblo y abre un camino a la libertad, que sea la de todos, también la de tus hijos para un país distinto

¿Y al presidente encargado Juan Guaidó?
Primero le daría las gracias por su nivel de compromiso. No me siento en capacidad de darle ningún consejo, yo creo que ha hecho lo que ha podido, pero le diría como le dijo una vez el oráculo de Delfos a Nerón: Cuidado con la edad de 73. Nerón tenía 33 años, mientras se alzaba contra él [Servio] Galba con sus 73 años. Cuidado con la edad de los que están al lado, que a veces son los principales obstáculos de su rumbo y de su trabajo, que es el de todos.