Es una vieja institución de la República romana (la antigua Roma, anterior al imperio mesmo, aproximadamente 500 años a.C.). Era un cargo anual (o sea, de un año), una forma de gobierno ejercida por dos personas a la vez (cargo colegiado, que llaman). Consulado originariamente se refiere a “los que caminan juntos”, queriendo significar con ello que ambos magistrados tenían similar poder. Palabras emparentadas con consulado son consultar, consulta y jurisconsulto, nada que ver con insulto o insultar, que literalmente significan “asaltar” o “saltar sobre otro”, pero más concretamente “agredir de palabra”, “mofarse” o “hablar de una persona en forma cruel o despectiva” i.t.m.d.m (incluye también mentada de madre).
Los cónsules compartían poder administrativo y militar y su poder se fue diluyendo progresivamente hasta que el Senado los terminó pasando como algo decorativo por el forro romano, allá por los alrededores del arco de Trajano. A los cónsules inicialmente se les llamó pretores. En latín el prefijo “prae” significa “el que va antes de” o “delante de” (no confundir con “pran”, aunque este vaya delante de todo el mundo). De allí palabras como “prejuicio” (antes del juicio), “precoz” (antes maduro) o “prepucio” (delante del pucio). Lo que sí está claro es que el cargo estuvo primeramente limitado a los patricios (y patricias, para usar lenguaje inclusivo).
Cuando se promulgó la ley Licinia (estamos hablando del 367 a.C., a eso de las once y media de la mañana) se dispuso que uno de los dos cónsules debía ser electo entre los plebeyos (aquí sí que no “antes de bellos” porque en ese caso sería “prebellos”. Al respecto ver: “mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo” -rojo rojito, naturalmente-).
Bueno, para hacerles el cuento corto, como dicen los cubanos, la institución del consulado fue perdiendo poder en los últimos años de la República hasta convertirse en un cargo meramente honorífico. Al final, Cayo Aurelio, Cayo Claudio, Cayo Julio César, hasta que terminaron callando todos. Vino entonces el tiempo de Siervo Suplicio con lo que la República llegó, no ya al Séptimo Severo, sino al XXI Severo. Ya Cómodo en el poder, Sila situación no cambia, Caracalla nos llevará a las catacumbas, pero eso es otro terma.
Los cónsules vestían con una “toga praetexta” una toga con un tejido “antes de” -nuevamente- la toga (de allí “pretexto”, aquello que “se teje” para cubrir algo). Los zapatos: “calcei senatorii”, solo ellos sabían dónde les apretaban. Los cónsules tenían una escolta y 12 lictores (que no lectores, porque realmente eran bastante brutos).
Como dato curioso, en el año 59 a. C. el cónsul que hacía pareja con Julio César, Marcus Calpurnius Bibulus, no tenía manera de contrarrestar las imposiciones de aquel. De manera que en ese año todo sucedió como si César hubiese gobernado solo. Los romanos, a modo de broma hablaban del año del consulado de Julio y César. La única decisión que uno de los cónsules podía tomar por sí solo, sin que pudiera ser vetada por el otro, era el nombramiento de un dictador en caso de grave crisis. En la práctica, Julio César, “in pectore”, ya se había autodesignado.
Aunque se refería a otra forma de consulado, vale la pena, para terminar, recordar al gran humorista Francisco Pimentel (Job Pim) cuando en tiempos de López Contreras lo designaron cónsul en Sevilla para, de alguna manera, resarcir los maltratos de la dictadura. En aquel momento dijo una frase que viene a cuento : “Este es un consulado bueno, pero consulado malo”.
P.D.: en otro orden de ideas, que alguien le abra la puerta a Walter antes de que la Tierra vuelva a girar una vez más sobre su eje.
Estimado Laureano, para resumirlo: impecable su narrativa.
Para Cónsul, con todo respeto lo propongo a Usted, en Agricultura, su nueva pasión, que al interino «le pegue la luna» y por lo menos acierte en una designación. Su pasantía en la sabiduría que da el contacto con la tierra, le harán el mejor Ministro de Agricultura en nuestra Historia al renovar la Democracia.
Para el Walter, todo indica que hoy le sobra la «l», que quedó para lo que antes por aquí se mentaba Water (click, poceta).
Que viva Venezuela, que viva Canarias, que viva!
Buenas noches licenciado, heme aquí, «cuarenteneando».
En aquel momento dijo una frase que viene a cuento : “Este es un consulado bueno, pero consulado Estambul”.
Licenciado, buenas noches.
Muchas gracias Laureano. Como siempre usted es creativo y genial y para seguir en la tónica de su escrito hoy le podemos agregar.:
Ergo spelunca latronum facta est autem et justitia et peremptores habuerant.