El llamar a las cosas por su nombre es uno de los rasgos distintivos de la condición humana y humano. En el Libro del Génesis dice que Dios encarga al hombre (en este caso sí solo al hombre, porque la hombra no había sido fabricada), que ponga nombre a los animales y a las cosas. Nombrar significa apropiarse de algo. Cuando los conquistadores aparecían por estas tierras, lo primero que hacían era bautizar los territorios nombrándolos a su gusto y parecer.
El término «dictadura» para denominar a ciertos regímenes políticos viene, como tantas otras formas políticas, de la antigua Roma. Los romanos crean este nombre para referirse al gobierno conducido
por un «dictator magister populi». Se trataba de un funcionario que ejercía todos los poderes, sin las limitaciones establecidas en las leyes y sin posibilidad de ser censurado ni criticado por nadie. Se le designaba para momentos extraordinarios, de gran peligro o dificultad.
La diferencia fundamental entre esta forma dictatorial originaria y la actual estriba en dos rasgos notables: en Roma era el Senado el que promovía el nombramiento, muy distinto de la actualidad, donde los dictadores se nombran ellos solitos. La otra diferencia es que la dictadura tenía un plazo establecido que no podía prolongarse más allá de seis meses, que para un imperio milenario no es más que un pequeño lunar en su historia y benigno, además.
Lo que vivimos hoy (quiero decir en los tiempos contemporáneos) son dictaduras en las cuales un solo individuo o pequeño grupo (oligarquía -del griego ὀλιγαρχία, gobierno de unos pocos) gobierna a capricho a una nación y con vocación de quedarse para siempre, porque además los dictadores se perciben a sí mismos como inmortales y casi que en verdad lo son, porque la gran mayoría muere en el ejercicio del poder (cita requerida) y -salvo honrosas excepciones- suelen ser muy longevos.
Hoy día se distinguen entre dos tipos de dictadura: la autoritaria y la totalitaria. Para definirlas en términos burda e’simplistas, la dictadura autoritaria es aquella en la que el dictador «solo» quiere pisotear o someter a una nación, donde no tiene importancia que las masas apoyen, simplemente se les somete por la fuerza y no tienen una ideología que les sustente más allá del deseo de que se les obedezca incondicionalmente y consecuentemente no hay un culto al líder más allá de la pura propaganda. La dictadura totalitaria va más allá:
- La concentración del poder va acompañada de un culto y endiosamiento del líder, a quien se le denomina con títulos extravagantes y pomposos (no ve viene a la cabeza ninguno, pero los hay).
- Las dictaduras totalitarias parten de una ideología que abarca todas las esferas del ser humano: economía, cultura, familia y especialmente la educación que se rediseña en función del crear un nuevo tipo de ciudadano, una suerte de hombre nuevo de pensamiento único (el del régimen).
- Se usa el terror para someter a la sociedad. Para ello se crea una policía que suele ser secreta, cuya misión es perseguir y someter a todo pensamiento disidente.
- Se crean campos de concentración donde los que no se someten o se rebelan son aislados y torturados, donde son recluidos en condiciones infrahumanas y despreciada su humanidad.
- Para el totalitarismo toda forma de disidencia es una aberración que debe ser extirpada. No se concibe la idea de que alguien pueda pensar distinto y mucho menos de que pueda haber algún día cambio de régimen político.
Estos son, simplificados de manera casi dictatorial, los rasgos que distinguen a la dictadura totalitaria.
La verdad se a dicha, cuando comencé este escrito, lo hice motivado por algo en específico, pero en el transcurso de la escritura se me olvidó por qué, y a mí que nada se me olvida. En fin, cosas de estos tiempos
Estimado L, entonces y ¿y que nombre le pondremos?
Cuba o Venezuela, o tal vez Cubazuela!
¿Y qué nombre le pondremos?…///…Respuesta: «mesabeacasabe».
Bueno mi querido laureano eso pasa , buenas definiciones de lo que son las cosas , sigue adelante aunque se te olvide porque lo escribes
Felicidades
Cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia!!!
Debe haber sido una sorpresa para el cucuteño enterarse de que el encabeza, al menos formalmente, una oligarquía. Debe estar burda de confundido. Gracias por aclarárselo Laureano.
Tristemente en nuestro estado actual no sabemos ni cómo hemos de nombrar a esto. Hoy día se hace más verídico el dicho «quienes no conocen su pasado, están condenados a repetirlo (y los que lo conocemos, estamos condenados a ver impotentemente a los que no lo conocen repetirlo)»
Siempre es grato leerlo Sr. Laureano
Querido Laureano: dices en este artículo que: en Roma era el Senado el que promovía el nombramiento, muy distinto de la actualidad, donde los dictadores se nombran ellos solitos. Esto se debe a que Senado NO HAY (aunque sí hay cenadores), como no hay leche (de la buena), ni pan (de cualquier clase), ni Azúcar Moreno (y olé) ni caraotas afrodescendientes, ni harina PAN, ni harina, ni café, ni cacao (los grandes idem se lo llevaron), ni billetes de 100, ni billetes. Y digo yo, ¿para qué servirá una moneda de 10 Bs. (fuertes).
Gracias Laureano como siempre hermano Venezolano.
Ir al principio cuando Chávez creo este monstruo llamado “Socialismo del siglo 21” y se encadenaba por horas para explicar todo aquello que oscurecía más cada día y que nos ha llevado a las tinieblas de hoy me inspira tristemente a sugerir este nombre:
Tal vez podríamos llamarlo el ornitorrinco habanero.
El ornitorrinco es un animal que pone huevos, es venenoso, tiene hocico en forma de pico de pato, cola de castor y patas de nutria. Ojala hubiese podido colocar una foto aquí de este extraño animal.
El impacto de asombro y admiración a lo raro y desconocido llevó a mucha gente a seguir este fenómeno chavista como quien sigue a una cascabel por el sonido de sus “campanillas” y resulta mortalmente atacado.
Así que proponemos llamarlo el Ornitorrinco Habanero (habanero es un ají chirel picantísimo) que hace sufrir mucho a la gente al día siguiente de haberlo comido.
Amigo Laureno como decía el abuelo no tiene nombre habrá que inventarlo y definirlo en la real academia para poder plasmarlo en los estudios sociológicos mejor en el programa nuestro insólito universo venezolano y ni de que hablar del billete de cien buenas noches betulio o pueblo ha se me olvido
Sugerencia pongamole nombre a ver si podemos
Y qué le hacemos:
– Nos dejamos someter o nos revelamos?
Actualmente somos uno de los paises con mayor atraso en todo (económico, social, construcción, comunicación, político, etc
Y que nombre le pondremos? Mata-pueblo-rileron 🙁
Que muy dolorosamente, la respuesta al título del artículo sea: nuestra «Pequeña Venecia 2016», es y debe ser el gran reto y la justificación de nuestras luchas para el 2017: individuales, locales, regionales y nacionales. Cada quien desde su esquina, cada ruiseñor con su gotita. ¡Gracias por ayudarnos a pensar!
«Chavismo kakistocratico», el régimen de los menos capaces pero que gracias a su compromiso con el proceso pueden optar y ocupar posiciones de poder.
El nombre ,que a mí se me ocurre:Degenerados,son unos imbeciles que han destruido el país y que tendrán que pagar muy caro sus fechorías.
Revisen también el termino «oclocracia»….se asemeja más a lo que estamos viviendo
Admirable e impresionante su artículo, ciudadano Laureano.Yo le pondría cacocracia por lo cruel, insensato, inhumano y feroz.
Esto no tiene nombre por nosotros mismos tenemos la culpa sr lauriano
Trillado pero nada como «malandrocracia»
O bien les viene «cacricracia»