Venezuela marcha, sin duda, como Europa luego de las invasiones bárbaras, hacia una nueva forma política: el feudalismo malandro. Se van perfilando los pequeños reinos que constituye el delito, no solo en el sur del país donde la guerrilla y los narcos ya cuentan con vastos dominios, sino también en la propia capital. Se dice que la caída de Roma no fue una ruptura traumática, sino más bien una transformación gradual, hasta que poco a poco los ciudadanos fueron cayendo en cuenta de que el imperio ya había desaparecido. La destitución del último emperador de occidente fue una especie de formalidad, algo así como que los bárbaros dijeron: «Ese Rómulo Augústulo ¿qué dice? Mira, chamo,  si nos fueranos dao de cuenta que tu estabas aquí, te fueranos quebrao antes, así que  pírate de una».  Claro todo esto dicho en perfecto latín.

Esta transición feudal que vivimos de una forma política malandra a otra, donde ya el poder no se concentra en uno, sino en muchos, va creando sus propias reglas. Los señores feudales organizan su propio ejército y muy bien armado. Crean su propia corte malandra y si le brindan algún apoyo a un poder central, que termina siendo más simbólico que real, es bajo la vieja fórmula: «nos, que valemos tanto como vos, y juntos más que vos, os hacemos señor entre iguales». Iremos viendo, poco a poco, complejas formas de vasallaje entre bandas armadas y quien quita que con su propio ceremonial. Alianzas estratégicas entre ellas para mantener su fuerza y ocasionales vínculos con el poder central al que se reconoce formalmente, siempre y cuando este  respete el poder del pran sobre su feudo. De hecho, el control hamponil sobre sus señoríos es total,  tómese debida nota de  que allí no entran esos ejércitos a los que no les falta valor para arremeter en contra de estudiantes desarmados, pero a los que, ni por asomo,  se les ocurre plantar cara a otros ejércitos, tan poderosos e inescrupulosos como ellos o incluso más. 

Así como el señor feudal tenía derechos sobre todo lo que estaba bajo su dominio, el señor malandro controlará su zona, obtendrá los beneficio de los que en ella trabajen, que terminan convertidos en siervos en una relación de vasallaje. De hecho, podríamos decir que el pranato, que es el territorio bajo el dominio del pran, equivale a lo que en la Edad Media fueron los ducados, condados o marquesados. El pran tiene derecho a administrar “justicia” en su feudo, a cobrar impuestos de atraco, a secuestrar siervos, a disponer de sus vidas, a imponer las leyes que él considere convenientes y a conquistar otros territorios con su ejército montado en caballos de hierro.

Esta forma política, como sucedió con el feudalismo medieval irá generando sus propias manifestaciones en el arte y la cultura. Quizá no veamos castillos, pero sí, seguramente, mansiones amuralladas en la Cota 905 de estilo «estrangótico». Una nueva literatura también, tal vez «el rap del mío Coqui», donde se relaten sus hazañas, cantadas por los robadores, perdón quise decir los trovadores. En la pintura predominarán los frescos, de grafiti claro.

Con el colapso del sistema eléctrico, sí que se podrá catalogar con propiedad a este período de oscurantismo. Puede que algún día nuestra historiografía contemple una edad denominada “la larga noche del chavismo”. Pero como toda aberración histórica,  terminará siendo solo un mal recuerdo.  Así que, en estos tiempos, lo que hay que hacer es prepararse para el renacimiento y evitar en lo posible que el señor pran te baje de la mula.

Artículos anteriores:

  • Carta a la diáspora venezolana
    Queridos paisanos: Dirigirles un mensaje esperanzador, en estos tiempos, no es un asunto sencillo. Detrás de cada compatriota al que le ha tocado ausentarse de su tierra, de sus afectos y, en definitiva, de la odisea de su vida se tejen numerosas historias conmovedoras y circunstancias íntimas de diversa naturaleza. El término diáspora alude a… Lee más: Carta a la diáspora venezolana
  • Del humor político
    Es un tema recurrente en las reflexiones serias sobre el humorismo evaluar los alcances del humor de corte político. Mucho se ha discutido sobre el tema. Para comenzar, quizá la primera distinción a establecer es que en este asunto no es lo mismo el humor de los políticos que el humor sobre ellos o sobre… Lee más: Del humor político
  • Los influencers de Dios
    Se han reunido en el Vaticano 1200 influencers que tienen como misión propagar la fe mediante las redes sociales. Misioneros digitales, podríamos decir. En los tiempos pretéritos los religiosos que difundían la fe navegaban grandes trayectos para evangelizar en los más remotos lugares del orbe, afrontando numerosas penurias. Los Jesuitas llegaron lejos, al corazón de… Lee más: Los influencers de Dios
  • Homo Sapiens
    «Una especie del orden de los primates, perteneciente a la familia de los homínidos», eso es lo que somos. Lo que nos distingue del resto de los animales de la creación es nuestra condición de sapiens, en latín: sabios. La sabiduría tiene que ver con el conocimiento intelectual de las cosas. Nosotros somos capaces de… Lee más: Homo Sapiens
  • Lo que nos faltaba
    El asteroide 2024 YR4 se acerca a nuestro planeta. Su existencia acaba de ser descubierta en Chile (se están descubriendo muchas cosas en ese país recientemente). Esta revelación ha activado, por primera vez, el Protocolo de Seguridad Planetaria. La probabilidad de impacto con el planeta es realmente mínima, inicialmente era de 1,2%, pero en pocos… Lee más: Lo que nos faltaba
  • El Tren de Aragua
    Cuando uno como aragüeño, aunque sea «reencauchao», escucha al presidente de la potencia más poderosa del planeta tierra nombrar con inocultable dejo gringo en la pronunciación al Tren de Aragua, le entra a uno un no sé qué, una mezcla rarísima de orgullo nacional con vergüenza patriótica.